■ El horno no está para pastelitos en Cuba y la gente ya se hastía de oír tantas promesas de que el problema del transporte se va a resolver en Cuba
Siguen las promesas, las mismas que vengo oyendo desde 1959 por parte de los ministros de transportes.
Más hechos y menos palabras es lo que demanda la gente en la calle para poder desplazarse, ir a trabajar, regresar a casa, salir a pasear, disfrutar de sus vacaciones.
En lo particular no me estoy refiriendo concretamente a este ministro actual, Eduardo Rodríguez, porque es un hombre joven que ha heredado un sistema de transportes desastroso y que está haciendo lo que puede dentro de sus posibilidades de financiamiento.
Por tanto, sería injusto criticarle cuando por lo menos ha tomado una serie de medidas acordadas por el Consejo de Ministros que se han encaminado a la entrada de vehículos automotores, a la flexibilización para la importación de ciclomotores eléctricos e incluso para el montaje de plantas ensambladoras de vehículos eléctricos y de otro tipo.
Haciendo esta aclaración particular lo que quiero es resumir lo que ha hecho ese ministerio a lo largo de tantos años y que tantos problemas tan graves y tan negativos ha causado a la población en general en su movilidad muchos de los cuales aún persisten y no se acaban de erradicar.
Y aquí no tiene que ver el imperialismo norteamericano ni el despiadado enemigo; sino falta de voluntad del Gobierno de Cuba de erradicarlas de una vez y por todas.
MENOS PROMESAS Y MÁS HECHOS
Ese Ministerio de Transporte ha sido un desastre a lo largo de los 65 años de revolución, y siguen pasando ministros haciendo promesas, promesas y promesas.
No sé si se dan cuenta que la gente ya está harta de sus promesas y de sus muelas políticas, ideológicas y patrióticas que mezclan para todo y en toda su gestión administrativa.
Siguen las promesas, las mismas que vengo oyendo desde 1959 por parte de los ministros de transportes.
Más hechos y menos palabras es lo que demanda la gente en la calle para poder desplazarse, ir a trabajar, regresar a casa, salir a pasear, disfrutar de sus vacaciones.
Los ministros no están para lanzar soflamas ni panfletos, sino para resolver los problemas objetivos que inciden sobre el normal funcionamiento de la sociedad y de la economía.
La red de carreteras y caminos de Cuba está destrozada totalmente, lo cual implica que cada vehículo nuevo que se lanza a rodar en Cuba, en menos de seis meses está hecho talco, por la cantidad de huecos y de trincheras que hay abiertas en todas nuestras carreteras.
Todos los organismos del estado, especialmente los del turismo, tienen espeluznantes cementerios de vehículos automotores, con miles de carros dados de baja por el destrozo material que han sufrido, fundamentalmente en las carreteras.
TAXISTAS ABUSADORES
El servicio de taxis en Cuba es un desastre por culpa del propio Ministerio de Transporte, que encima de las dificultades de movilidad que hay en nuestro país, ha autorizado que empresas estatales y privadas tengan a los taxistas como chóferes privados a su servicio las 24 horas.
Se han inventando contratos abusivos para la población, que no entiende porqué un taxi de servicio público tiene que estar al servicio privado de un empresario particular o estatal, las 24 horas del dia.
Vas caminando por todo el país y a las puertas de las nuevas cooperativas y de las mini pymes grandes y de empresas estatales, ves 3 y 4 taxistas con sus carros amarillos, sentados dentro de sus taxis haciendo cola esperando a que los hacendados bajen para disfrutar de su aire acondicionado y moverse a hacer dinero.
Esto sucede mientras que la gente está en las colas de las paradas de autobuses u ómnibus durante horas, esperando bajo el sol o la lluvia el transporte público que les lleve a casa, a una gestión o al trabajo.
Todas estas aberraciones las ha consentido el Ministerio de Transporte durante decenios en Cuba, permitiendo que los taxistas -usando medios estatales a su servicio- no sirvan al pueblo cubano; si no hay intereses de los gobiernos municipales y provinciales.
En las grandes ciudades ves cómo los taxis vacíos le pasan a la población por las narices sin ni siquiera mirarles.
Esto ha sucedido y sigue sucediendo a lo largo todos los años que ha durado la Revolución Cubana.
A mí me ha resultado siempre repugnante que los taxistas privados y del Gobierno estén negociando tarifas a su libre albedrío en plena calle, poniendo ellos el precio de llevar, o no, a un ciudadano desde un punto a otro.
Y esto ha sucedido bajo la vista gorda y la protección del Ministerio de Transportes, que finge hacerse el duro cada seis meses, lanzando campañas para «controlar» los precios y «obligar» a los taxistas a recoger a la gente, cuando saben que eso es mentira, porque ya nadie les cree.
Siempre he pensado y he dicho que los problemas más graves de Cuba tienen las soluciones más sencillas.
Y en el caso de los taxis, es la de obligarles a comprar un taxímetro, aunque sea ruso o chino, y que estén obligados a parar a quien le saque la mano en medio de la calle, las 24 horas del día, sin preguntar nada al cliente.
Sencillamente el Ministerio de Transporte tiene que reglamentar que el taxista pare al cliente que le ha hecho señas, le salude con las buenas tardes, buenas noches o los buenos días, les invite a subir al taxi y lleve al destino que ese cliente le indique.
Este procedimiento tan normal en el Planeta Tierra, en la Cuba revolucionaria jamás ha existido por culpa del Ministerio de Transporte y de las direcciones de transporte de los gobiernos provinciales y municipales.
Se trata de una aberración que en Cuba se tiene que resolver urgentemente, porque es uno de los problemas más graves que enfrenta la población.
Este sistema de las llamadas «gacelas» en La Habana está ofreciendo un buen servicio a la población. Tiene rutas fijas con orígenes y destinos de amplio recorrido, a precios asequibles.
La inacción y la incapacidad del Ministerio de Transportes de la República de Cuba de resolver este problema de una maldita vez y para siempre, es la causa por la cual cada vez el Estado Cubano va echando una gota más en la copa, que ya empezó a derramarse en las sonadas manifestaciones de hace un par de años y que tuvo su reflejo en la silenciosa emigración de casi medio millón de cubanos entre 2022 y 2023.
El hastío y el rechazo de nuestra población a estos acuciantes problemas con el transporte en nuestro país, están generando el continuo descontento de la población y propiciando ese éxodo masivo que estamos teniendo por el cual perdemos decenas y cientos de miles de gentes jóvenes preparados.
Toda una generación de jóvenes y niños y adultos se están largando de Cuba porque ya no confían en las promesas de quienes están obligados a dar resultados y no a hacerles el Cuento de la Tía Tata.
IMPORTACIÓN DE CARROS
Veo muy bien que se van haciendo anuncios de que se permite importar carros de Estados Unidos a las mini pymes y obviamente a las empresas estatales.
Observo que se mantiene el monopolio del Estado en el transporte, que usa para importar sus vehículos y los de uso privado.
Veo también los abusivos precios en que todos estos carros salen a la venta de la población, lo que hace algunos años generó una campaña contra Cuba, al conocerse que se estaban vendiendo carros Peugeot en 100,000 euros, cuando en Francia esos mismos coches costaban 7.000 euros en su venta al público.
El hecho de permitir que se vendan carros en Cuba -nuevos y usados- es un paso adelante y lo veo muy positivo. Lo que no entiendo es porqué no se permite que las propias compañías productoras entren, como se hace en el mundo entero, monten sus concesionarios y vendan sus propios productos, les den el mantenimiento y los servicios de post venta y que paguen sus impuestos.
Pero en Cuba eso no puede suceder porque somos la «octava chingonería del mundo», como dicen los mexicanos.
En vez de permitir que los productores de vehículos sean autónomos dentro de nuestro país, les meten por la cabeza a empresas cubanas y a funcionarios cubanos que ni saben de carros ni saben de nada y lo único que tienen como fin es explotar a la gente y sacarles hasta el último céntimo.
Y digo esto para no meterme en los casos de corrupción que se repiten de manera cíclica y endémica en Cuba durante decenios.
En estos sonados casos de corrupción se han involucrado desde cretinos e imbéciles que no tienen ni licencia de conducción (pero que venden carros) hasta personalidades de mucho rango adscritas de una manera u otra a empresas del Ministerio de Transportes.
En Cuba algunas personas compran esos vehículos a esos precios estratosféricos porque tienen dinero para hacerlo; pero la inmensa mayoría se frustra al no poder cumplir el sueño de su vida de tener un carro propio.
Por otro lado, veo que se continúan importando microbuses y autobuses para el servicio del turismo, y veo también como se han importado trenes y vagones, y cómo se ha dinamizado el servicio de ferrocarril de un lado a otro de la isla, lo cual es muy positivo
PÉSIMA RED DE CARRETERAS
Todas esas son medidas buenas que hay que reconocer; aunque también he leído y he visto con mis ojos cómo muchos de todos esos medios importados ya empiezan a deteriorarse, como dije anteriormente, por la pésima red de carreteras que tenemos.
Considero que es un imperativo que el Gobierno Cubano incluya en las inversiones hoteleras -e incluso en las que ya están operativas- que las empresas extranjeras copropietarias y usufructuarias de todos esos hoteles y servicios fruto de inversión extranjera, contribuyan con una tasa anual para el mantenimiento de las carreteras.
En Santiago de Cuba, en homenaje al 70 aniversario del asalto al Cuartel Moncada en 2023, están pavimentando algunas vías.
Esto se va a revertir en su propio interés, para garantizar el movimiento de sus propios clientes dentro de la isla de Cuba, la Isla de la Juventud y sus cayos adyacentes.
Al mismo tiempo, tener carreteras seguras garantizaría una correcta explotación de nuestras vías interurbanas y urbanas en las cuales se mueven también turistas extranjeros cuando visitan las ciudades de Cuba.
#RobertoAPaneque
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