Por Roberto A. Paneque Fonseca
El hecho de que haya sido precisamente al cubano Bruno Rodríguez Parrilla al que le haya tocado la “lotería” de reabrir la Embajada de Cuba en Washington después de medio siglo de «guerra caliente» entre Estados Unidos y Cuba, para mí -más que una satisfacción- realmente me ha generado una indescriptible alegría en lo personal, en mi yo interno, pues le conozco hace 45 años y no me queda la mínima duda de que se lo merece.
A Bruno le conocí en 1970 cuando por razones familiares tuve que ir un día a su casa a hacer un “mandado” de Eladia, una vecina mía que creo era pariente o muy amiga de su mamá, pues me quedaba de paso en mi ruta de ir a la escuela. Sacando cuentas, aquel día contaba yo con 16 años y Bruno 12; pero ya se mostraba como todo un «hombrecito», en especial lo noté muy respetuoso e inteligente.
Luego visité su casa varias veces más, ya que entonces estudiaba yo el 8vo. Grado en la escuela secundaria básica Arbelio Ramírez, próxima a la casa de Bruno. El edificio de lo que era mi secundaria, hoy lo ocupa el hotel Copacabana (1ra. Esquina a 46, Miramar).
Unos años más tarde, en 1975, tuve el privilegio de colaborar con él cuando le nombraron director de la revista de la FEEM (Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media) de Cuba, dado que yo era colaborador de Amado Hamut Moreno, presidente nacional de la FEEM y desde 1968 me dedicaba al periodismo estudiantil cuando nuestra organización se llamaba Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría (BEJAE).
Las imágenes que guardo de Bruno de aquellos años todas se parecen mucho: un alumno extremadamente aplicado, estudioso, trabajador, muy callado y que con una sola mirada te decía si estabas haciendo bien las cosas o si la estabas “pifiando”. Siempre fue muy poco hablador y extremadamente observador.

Carné de Roberto A Paneque. Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media de Cuba (FEEM) Bruno Rodríguez Parrilla fue el primer director de la revista de la FEEM, en 1975. La firma del Presidente de la FEEM es la de Jorge Aldereguía (elegido el 28 de enero de 1971 en el Primer Congreso de la FEEM), al que sustituyó Amado Hamut Moreno en el II Congreso de 1975.
28 de enero de 1971
Por aquellos años le asignaron a la revista de la FEEM una casita que estaba a la salida del puente sobre el río Almendares, justo al lado de la misma parada de la ruta 20 donde me bajaba yo las veces que cinco años antes, en 1970, fui a su casa para luego seguir hacia mi secundaria Arbelio Ramírez.
En esa casita Bruno armó el primer número de la revista de la FEEM y recuerdo que nos pasábamos horas leyendo y releyendo las pruebas que nos traían creo que del periódico Juventud Rebelde, donde yo estaba insertado por la FEEM nacional como reportero estudiantil (voluntario) para difundir lo que hacíamos.
De esta manera fue que tuve lo que hoy considero un gran honor, de haber tenido el privilegio de colaborar con el actual Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba y en especial, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, buró al que sólo unos pocos cubanos han podido pertenecer en más de medio siglo de Revolución Cubana.
Tal vez su propia forma de ser y lo que sus padres le inculcaron desde niño en su casa, son los pilares que han permitido a Bruno ocupar los cargos tan importantes dentro de la Revolución Cubana, hasta el punto de haber sido protagonista junto a Raúl Castro Ruz, del rompimiento del hielo entre Cuba y Estados Unidos, de la reanudación de las relaciones diplomáticas y ahora ser quien reabra la Embajada de Cuba en Washington.
Siempre recuerdo de Bruno que era un muchacho muy directo, que se no andaba con miramientos para señalarte cualquier error. A mí muchas veces me dijo cosas duras a la cara y se lo agradezco, porque aunque yo era mayor que él (nací en 1954 y él en 1958) su nivel de madurez y de responsabilidad eran muy superiores a los míos de entonces (y de hoy, como se observa…).
Jamás escuché entre ninguno de quienes estábamos en la FEEM nacional ni en la FEEM de la Ciudad de La Habana, ningún comentario negativo con respecto a Bruno. Hablando un poquito más claro, es que casi ni hablábamos de él, porque era un muchacho muy respetuoso y jamás se metía con ninguno de nosotros ni mucho menos nos iba a echar “pa´lante” con los jefes (como sí hacían algunos otros mayores que él).

Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba con John Kerry, Secretario de Estado de EE.UU.
Si Bruno sabía que habías hecho algo mal, con sus palabras lacónicas te lo hacía saber y ahí se queda todo, mientras que otros se iban de la lengua con los jefes del departamento que nos dirigía en el Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) como el Dr. Espinosa, Juan Pantaleón y Roberto Vaillant, de quienes no quiero ni acordarme…
De todos esos años en el Comité Nacional de la UJC, de entre los principales dirigentes sólo guardo un respeto infinito por Jaime Crombet Hernández-Vaquero. Del resto, solo aprecié entonces y aprecio hoy, a unos pocos, pues desde aquellos años percibí que no eran gente honesta ni mucho menos de las que debía fiarme yo.

Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba en la sede de Naciones Unidas, New York, cuando era embajador de Cuba ante la ONU.
No por una casualidad de la vida, Bruno Rodríguez Parrilla es hoy quien es y representa lo que representa, porque todos los secretarios generales de la UJC que fueron sus grandes jefes de entonces (y los míos) quedaron en el camino: Luis Orlando Domínguez, Carlos Lage Dávila y un poquito más acá, Roberto Robaina, todos destituidos de sus cargos y uno incluso condenado a 20 años de cárcel por corrupción. Estos tres fueron las caras visibles, porque debajo de ellos, unos cuantos más quedaron “fuera de juego.”

Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, con el Comandante Ramiro Valdés Menéndez.
Es por eso que me satisface mucho que Raúl Castro Ruz, quien siempre estuvo atendiendo a los cuadros de la UJC, haya sabido seleccionar a Bruno como un joven dirigente a quien confiar tareas de mucho peso, como esta de normalizar las relaciones con EE.UU.
Siempre que me encontré con Bruno mientras ocupaba distintas responsabilidades, seguía siendo el mismo, amigo de sus amigos, afectuoso, tanto cuando estaba dedicado a sus responsabilidades de Embajador de Cuba ante Naciones Unidas, luego en el Ministerio de Relaciones Exteriores y después como Canciller de Cuba y como miembro del Buró Político.
Le deseo lo mejor a Bruno y que siga cosechando éxitos para Cuba y para su propia historia personal, porque con los ojos cerrados me atrevo a meter la mano en el fuego al afirmar con rotundidad de que Bruno no es de los que se destiñen, como decimos en Cuba, y que algún día los cubanos de acá, de allá y del «más allá» tendrán de él el mismo criterio que tuve yo desde que le conocí en 1970 y que he mantenido a lo largo de estos 45 años.
ENLACES DE INTERÉS SOBRE BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA
- Biografía oficial en el sitio del MINREX
- Biografía en Wikipedia (advierto que tiene muchos errores)
- Artículos y discursos escritos por Bruno Rodríguez Parrilla
- Publicaciones en CubaDebate sobre Bruno Rodríguez Parrilla
- Artículos en La Jiribilla de Cuba
- Resultados de búsquedas en Granma Internacional
- Comentario reproducido en Google+
- Bruno Rodríguez Parrilla en el website del Gobierno de Cuba
- Fotografías en Google de Bruno Rodríguez Parrilla
- Vídeos en Internet de Bruno Rodríguez Parrilla
18/07/15 at 12:23 PM
[…] BRUNO RODRÍGUEZ PARILLA REPRESENTA A LA NUEVA GENERACIÓN DE CUBANOS. […]
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