La Unión Europea anda dando pasos hace algunos meses para arreglarse con Cuba, aunque fueron ellos los que aplicaron un «embargo» a Cuba a su manera, en lo que ellos denominaron «la posición común», tomada a instancias del expresidente del gobierno español, José María Aznar, fundamentada en presionar a Cuba en el área de los derechos humanos y las libertades democráticas, queriendo convertirse así los europeos en los paladines de la lucha en pro de la democratización de Cuba.
Sin embargo, ahora que están viendo que los Estados Unidos se va encaminando a eliminar una serie de obstáculos que están aislando a Cuba de EE.UU. más de lo debido, quieren ponerse las pilas para no quedarse fuera de la foto (a no ser que sea EE.UU. el que le haya dado la orden a los europeos de hacer esto…), dado que aquí el «mero mero», es decir: el Jefe, el que manda a Europa lo que tiene que hacer, es Estados Unidos. «Cuando EE.UU. estornuda, Europa se enferma de neumonía», dice un refrán por acá.
De esta manera, lo que realmente veo es que todos estos «movimientos raros» que se están dando en la geopolítica internacional con relación a esa pequeñita e insignificante islita caribeña llamada Cuba, están movidos por la revolución que ha armado Raul Castro Ruz desde que asumió el mando en nuestro país y no porque ahora Estados Unidos y la Unión Europea quieran hacerse los buenazos y flexibilizar las relaciones con Cuba.
Raúl Castro, que al decir de los españoles «de tonto no tiene un pelo», se ha convertido en el principal disidente de Cuba, al abrir una brutal ofensiva contra la corrupción y en pro de la apertura del país en los principales frentes en los que Cuba tiene que ponerse las pilas, que son el económico, el financiero y el internacional.
El haber eliminado las absurdas restricciones que imperaron en Cuba durante medio siglo para que los cubanos pudiésemos viajar libremente por el mundo, Raul Castro Ruz ha quitado la careta a decenas de estados de todo el mundo, que acusaban a Cuba de tener enjaulados a los probecitos cubanos dentro de la isla.
La nueva reforma migratoria que entró en vigor el 13 de enero de 2013 facilitó que ya los cubanos pudiésemos salir de Cuba y regresar (en un término de dos años), conservando nuestras propiedades y nuestra residencia en la Isla, ahora son todos esos hipócritas (empezando por los europeos) los que no quieren dar visados a los cubanos, y en un pataleo de «última instancia» se están haciendo los que quieren arreglarse con Cuba, cuando la concreta es que Cuba no se ha dejado presionar por ninguno de ellos y ha hecho lo que le ha dado la real gana.
Aplaudo que Cuba haya mantenido esa posición de no dejarse presionar, porque el problema de Cuba tenemos que resolverlo los cubanos: los de adentro y los de afuera, los de La Habana y los de Miami, no los europeos, que lo que han tratado durante casi 600 años es de saquearnos y robarnos y exprimirnos.
Esa ha sido siempre mi posición: Cuba para los cubanos. Y estoy muy contento enterándome que ya como 3,000 cubanos que vivían en Miami han regresado y han recuperado su residencia en Cuba. Me ha regocijado mucho saber también que los cubanos que salen de Cuba y obtienen su residencia en otros países, ya no pierden sus casas ni sus automóviles ni sus vínculos legales con Cuba.
El ejemplo más claro de esta hipocrecía europea lo tenemos en Madrid, donde un grupo de expresos cubanos que fueron usados por España y la Unión Europea para demostrar a los votantes en épocas de elecciones de cómo Cuba había metido en las cárceles a intelectuales y paladines de los derechos humanos, se fueron a Cuba a negociar la excarcelación de esos cubanos.
Ahora bien, una vez que España y la Unión Europea lograron su objetivo sacar de las prisiones de Cuba a todos esos cubanos y jacterase en los grandes medios de difusión a los cuatro vientos de su victoria altruista y democrática y en pro de los derechos humanos en Cuba, los dejaron abandonados a su suerte en España, sin dinero, sin trabajo y con todos sus familiares, y no les concedieron ni el status de refugiados políticos.
Uno de ellos no aguantó la presión y decidió suicidarse, mientras otros prefireieron seguir presos en Cuba que aceptar el exilio forsozo en España, bajo el patrocinio de la Unión Europea.
Hace unos días visité a esos ex presos cubanos en la casa de campaña donde acampan en una plaza de Madrid y su portavoz me dijo que el dinero que el fondo de refugiados de la Unión Europea dió al Gobierno Español para su causa, que si no entendí mal fueron nada menos que 80 millones de euros, desapareció por completo y que ellos no recibieron ni ún céntimo de esas subvenciones europeas.
¡Así es la Unión Europea que quiere ahora darse golpes de pecho queriendo ponerse al frente de la lucha mundial por la libertad de Cuba! Por eso prefiero mil veces arreglarme con Estados Unidos que con la Unión Europea y creo que este es el sentir de varios millones de cubanos.
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